domingo, 20 de enero de 2008

EL WIKI Y LA PEDIA

¡Por fin! Ayer mismo terminé los últimos contenidos de mi página web FRANKQUASAR.COM y se los pasé a Cyberto para que los maquetara —se supone que los irá subiendo a lo largo de las próximas semanas—. Se trata de un montón de información, espero que interesante, sobre los escenarios, los personajes y la estructura de mi primera novela, acompañada de fotos, dibujos, esquemas y otros documentos curiosos; con ello doy por zanjada definitivamente esa parte de la promo de Los Lobos. Ahora empezaré a trabajar en mi nuevo libro —¿no tenías que haber empezado ya, Franky?—. Sí, ejem, voy con un retrasillo de unos veinte días...

El típico hombre-lobo de las películas, tan poco realista como entrañable. Mi favorito. Un licántropo mucho más plausible y acojonante. Una bestia inteligente, la versión por la que abogo en mi novela.

La primera actualización ha sido una nueva página de la sección dedicada a mí mismo —muac, muac—, con algunas divagaciones personales sobre el mito del hombre-lobo y otras fuentes de inspiración para mi opera prima. ¡Apasionante, no lo dudéis!

Por otra parte, y ya que estoy aquí en vez de durmiendo —mira la hora—, aprovecho para reseñar las últimas referencias interneteras captadas por el radar lobuno, o sea, yo mismo realizando la patética labor de buscarme a mí mismo en Google: el breve artículo en la enciclopedia libre WIKIPEDIA y la reseña en el blog EFÍMERA, bitácora virtual de reciente creación a cargo de gabor, sí, el mismo gabor que tanta caña me dio hace tiempo —ver LEER "LOS LOBOS" POR LA PATILLA—. ¡En el fondo me aprecia!
[Advertencia: en los comentarios de esa entrada se revelan detalles importantes de la trama de Los Lobos]

ampliar imagen


ampliar imagen


NOTA 17/3/2008
El artículo de la Wikipedia fue retirado posteriormente por cuestiones de protocolo wiki. No obstante he decidido dejar aquí el enlace al pantallazo del mismo como recuerdo —y prueba de que existió— hasta hacerme merecedor de volver a figurar en ella.
web metrics

sábado, 12 de enero de 2008

ANTES MUERTO QUE POBRE EN CULTURA

Éste es un artículo de opinión que publiqué originalmente en la revista virtual ALENARTE el 22 de diciembre de 2007, planteando un debate que pienso debería interesar a todos los amantes de la literatura y el arte en general:

«Quiero aprovechar este comentario para (...) abogar por la variedad cultural, en grave peligro a causa de la mortífera combinación entre consumismo descerebrado y globalización salvaje. Sé que un alegato de este tipo está contaminado de partida por el hecho obvio de que soy parte interesada como autor minoritario que reivindica su sitio en un mercado literario saturado y fagocitado por media docena de escritores/libros "de moda" que se reparten in-solidariamente todo el pastel. No puedo defenderme contra ese tipo de acusación, evidentemente cierta, pero ya pensaba lo mismo antes de publicar mi libro.

La oferta cultural —y de cualquier otro tipo, pero vamos a limitarnos a lo nuestro— de hoy día da asco. Por un lado, es más amplia y variada que nunca y, en teoría, todo el mundo tiene acceso a ella; por otro, la preeminencia de determinadas “opciones” sobre las demás es tan apabullante que el 99% del público no llega a enterarse de la existencia de las otras. No es necesario recalcar que esos productos “saturantes” que copan el mercado de manera abusiva nunca serán “ácidos” o “arriesgados” por propia definición (con la falta de arrojo creativo y el consiguiente empobrecimiento cultural que ello supone) y, caso de suscitar algún tipo de polémica o debate, estos serán tan vacuos e insustanciales como las obras/autores que los presentan. Ejemplos hay miles, desde las absurdas conspiraciones —que nadie con dos dedos de frente se puede creer— propuestas por el ínclito Mr. Brown en su hiper-mega-sobrevalorado Código da Vinci a los falsos “escándalos” suscitados por el nada casual desnudo de un pecho de Janet Jackson en una actuación televisada o la censura en tal o cual país del penúltimo vídeo de Shakira, por no limitarnos sólo al mundo de la literatura.

Las campañas publicitarias apabullantes que acompañan el lanzamiento de “la última de Harry Potter”, “la nueva de Dan Brown”, el fallo del Premio Planeta o cualquier otro tren mercancias destinado a arrasar el mercado, y de paso nuestros cerebros, no dejan ningún margen a la sorpresa: los más vendidos siempre serán ellos. El problema es que, además de ser los más vendidos, cada vez más a menudo son los ÚNICOS vendidos. Y la cultura de consumo rápido que vivimos (lo de la semana anterior ya es antiguo; lo del mes pasado, prehistoria), además de imposibilitar el éxito a largo plazo de las obras minoritarias, también dificulta una adecuada valoración sobre la verdadera calidad de los productos que ¿decidimos? comprar. Todos deberíamos hacer una pequeña reflexión sobre ello, no es un tema banal. ¿Realmente queremos que esto siga así?

Yo planteo el debate. Como punto de partida apunto dos opiniones mías que a mí me parecen obvias y quizá no lo sean tanto:

1º. De ningún producto destinado al consumo rápido y masivo cabe esperar verdaderas sorpresas o riesgos artísticos. En Hollywood, los “testscreamings” han pasado de ser un elemento de juicio más (para cambiar, por ejemplo, el final de una película) a determinar por completo el trabajo de guionistas, actores y directores, eliminando cualquier “arista” molesta para un público de paletos y mojigatos. Da pánico pensar qué tipo de films nos aguardan en el futuro de seguir esta tendencia.

2º. Los periodos de mayor creatividad cultural siempre coinciden con tiempos de “furia y desenfreno” donde la variedad de propuestas incentiva tanto la competitividad como la influencia mutua entre multitud de artistas emergentes —ejemplos musicales: los años de la movida en España o la eclosión del rock’n’roll en la década de los 50 en Estados Unidos—. Puede pensarse que esto es casual, responde a momentos históricos y que hubiera sucedido igual fuera cual fuera la situación del mercado en aquel instante. Puede… pero lo que desde luego no ayuda es la situación contraria. Yo al menos tengo claro que hubiera “vendido” mucho mejor mi primera obra (por lo menos a las editoriales) “plegándome a la situación actual” y escribiendo una de intriga pseudohistórica o una novela romántica, que también se llevan mucho este año.»

web metrics